15 junio 2021

Epitafio para un duelo en pandemia

Epitafio para un duelo en pandemia


En ningún lado yace ni descansa en paz mi madre. ¿Por qué habría de hacerlo? Sus últimas décadas la pasó inquieta, insatisfecha del presente y mudándose cada dos años, incluso a distintas ciudades y provincias.
Supo enamorar a hombres de toda nacionalidad, raza, credo y posición social. También supo sacarlos de quicio. Bueno. En esto último fue más universal aún, ya que lo logró además con parientes, amigos, y con sus propios hijos. Llegué a pensar que su idea del “ser madre” era fundamentalmente el mantenernos preocupados de su destino, incluso a cientos de kilómetros de distancia. Y en el “más allá” no sé si es conveniente que reencuentre su alma con la de mi abuela, su mamá. ¿Para qué? Seguirán discutiendo, esta vez para toda la eternidad.
Divorciada y guerrera, en muchas cosas estuvo adelantada a su tiempo, en un Paraná mojigato, hipócrita y tradicionalista. Como directora de escuela, ya proponía educación sexual hace 30 años, ante los ojos indignados de las maestras. Algún aula debería llevar su nombre, aunque más no sea en la escuela que logró construir junto a los vecinos del barrio periférico y apartado en el que vivía.
Y porque fue maestra de esas que ponen el cuerpo a todo: trabajó enseñando en los dos turnos, o alejada de casa, en escuelas de los pueblos. Incluso como supervisora de escuelas (cargo que se supone de jerarquía y el último escalón en la carrera docente) estuvo en la región del sur entrerriano durante las inundaciones de los 80’, lo que significaba estar 3 a 5 hs. diarias en lancha para visitar escuelas que daban clases en el primer piso, porque la planta baja estaba inundada. Ella misma tenía que vivir en una cabaña sobre pilotes, que temblaba por el Paraná circulando bajo el endeble piso de madera. Todo ese sacrificio no le quitó la alegría y la sonrisa mientras ejerció su querida profesión, pero sí tal vez le pasó factura en sus últimos días.
“La Rosita” tenía un sentido del humor que se las traía, incorrecto, satírico, soez. Así me gusta recordarla, linda y a pura carcajada. O intentando hacer bailar danzas israelíes a mis amigos judíos, de noche, cerca del Monumento. Y tan rubia y tan feliz tomando mates con la “gente de la costa”, comiendo postas de surubí frito en calentador a kerosene, ahicito nomás, en las veredas inexistentes del rancherío, de la mano de aquél pescador, orgulloso de mostrarse como “el novio de la supervisora”.
Su caprichosa vida incluyó el cigarrillo y el desdén por la alimentación sana, bah, por la alimentación. Finalmente su corazón se quejó: “No puedo seguir compensando todo el trabajo que no hace el resto de los órganos responsables”. Y le hizo paro.
Decretado el 10 de junio del 2020 al mediodía, por tiempo indeterminado.
Sus cenizas serán lanzadas algun día al Este, hacia Israel, otro de sus proyectos fallidos, o, como siempre, una nueva excusa para volar hacia algún lado, esperando estar mejor.

10 julio 2020

Cuestión de fe

2 Cuestión de Fe
Viernes, 4 de la mañana en la terminal de ómnibus de Posadas, y todavía me quedan tres horas de espera para el servicio hasta Apóstoles. Maldita combinación. La estación está como hundida en un pozo, por lo que a unos 50 metros, la ruta se encima al horizonte en una línea mas alta y los camiones pasan recortando sus contornos con cada relámpago de la tormenta que se avecina.
Pero ahora las siluetas pertenecen a ciclistas que circulan en número cada vez mayor.¿Acontecerá acá lo que alguna vez fue el Gran Rosario, según cuenta una leyenda, en el que había cientos de obreros yendo a sus fábricas con el sonido de las sirenas?
Pero estos ciclistas, que ahora surgen de a cientos para desaparecer en la negrura de la noche, decididamente no son obreros.
Incluso junto a ellos, cada tanto marcha una ambulancia, como para auxiliarlos si es necesario.
En tanto, el cielo, que había comenzado a clarear con el amanecer, como arrepentido, vuelve a oscurecerse por las nubes cada vez más espesas.
Con ese clima y a esas horas, apabulla tanto espíritu deportivo, o mas bien locura colectiva.
Sobre la ruta, miles de persistentes fantasmas en bicicleta reaparecen ante cada descarga eléctrica...
Al día siguiente se lee en los diarios: “Diez mil ciclistas marcharon desde Posadas hasta la Virgen de Itatí, a pesar de las fuertes lluvias que cubrieron los 140 km de distancia..."

16 marzo 2020

En relación al poema "La Flecha de la Nostalgia", de Sebastián Villar Rojas


En relación a “La flecha…”

El tiempo es sádico, cruel, despiadado en su traumática irreductibilidad, desenfrenada, indetenible. Irreductibilidad de dirigirse en monótona velocidad, aunque pretendamos ignorarlo, cual flecha paralela a nuestro recorrido, que terminará indefectiblemente curvándose hacia lo mas expuesto y débil de uno mismo, sellando la sabida finitud.
Envidio a quienes parecen no tener conciencia del tiempo. O superan esa angustia de alguna forma.
Tal vez lo logre el cansancio. Mi abuela, a los 95 años, siempre me recibía en su departamentito en Paraná (que fue mi casa de la infancia) con la frase: “…y aquí sigo, esperando la carroza.” Ella me confesó: “ estoy cansada de tachar nombres en mi libretita” (su agenda personal).
En “La flecha…” se cruzan mundos, se chocan a veces. Remar en un lago del Sur es una experiencia de confrontación de mundos: el mundo general, mas propio y cotidiano, deficiente, lastimado, y el mundo de la naturaleza. Tengo la sensación que el arte, mas que el “abrir un mundo” heideggeriano, devela y conmueve en “el choque de mundos distintos”. Y el arte también, un poquitito, por una centésima de segundo, logra alargar esta minúscula fracción de tiempo, suspenderla, y desarticular sensorialmente un aparentemente frío y racional Observatorio Nacional.
El tiempo no es una vagina hermosa. Sí una vagina hermosa es un tiempo hermoso. Podría decir que esta vagina es casi un “no tiempo”.
Pensar, dar cuenta, reflexionar, escribir sobre el tiempo asfixia. Solo puede desembocar en la locura. La locura de un locutor que solo se pregunta y solo se contesta. Super yoes en soledad que charlan entre sí con conocimiento del ¿otro? (me perdí), también con recelo.
Un flaco formoseño, medio New Age, medio hippie, pero con todo el candor y acento del interior, me relató sus miércoles especiales ¿feng shui? ¿tántricos? Qué se yo: - A la mañana arranco con a una larga sesión de yoga, 3 hs. Mucha meditación…
-¡Qué bien!- lo animé, con corrección política.
Y prosiguió:- Y a la tarde voy a un encuentro de danza jam. Por horas nos agrupamos tocándonos en danza suave, improvisada. La única consigna es que tiene que haber contacto permanente. Salvo con la palma de la mano. Tocar con la palma de la mano está prohibido. Vale todo el resto del cuerpo.
-¿ Y eso tiene un horario?- pregunté (tenía que aparecer el factor “tiempo”).
-Maso. Yo llego tipo 5 de la tarde y ya están en sesión. Me meto en el grupo hasta que me voy a las 8 de la noche. Por ahí salgo para ir al baño o tomar agua…Hay gente que llega mas tarde y se incorpora. Sé que después que me voy algunos siguen como 3 horas más.
Definitivamente, suspendían el tiempo occidental utilitario, competitivo y acaparador. Pero el cierre de su miércoles ¿oriental? era mas conmovedor:
-A la noche voy a “Arquería China”.
No me sonaba coherente una disciplina con armas para el pacifismo que venía desplegando en estos miércoles especiales.
-¿Arquería? ¿Cómo?¿Así, con arco y flechas? ¿Y qué tiene de especial la arquería china?- le pregunté.
-Bueno. Empezamos con mucha meditación. Como 3 horas…
-¡Epa!- ahora ya era agobiante tanto autocontrol de miércoles- ¿Y nunca usan arco y flechas? ¿Es una especie de arquería metafísica?
- Bueno, casi.- me aclaró risueño, con su cálido acento litoraleño – en el fondo del patio hay un cartel de Loreal… ¡ Y al final agarramo y le damo al cartel nomás!

Imagino un cartel de L’Oréal interponiéndose repentinamente en el camino de tu flecha ninja de la nostalgia.

Manual Básico de Psicologìa del Bebè (contenido no apto para personas impresionables o con problemas cardíacos)

Sigmund Freud explicó la relación del recién nacido con la madre, pero no aclaró que existe una relación más conflictiva aún entre un bebé y la Ley de Gravedad.
A continuación se detallan actitudes repetidas de un bebé ( de unos 3 a 30 meses), que lo demuestran.
Un bebé siempre toma objetos como botellas, paquetes de galletitas y otros por la base, sobre todo si estos están abiertos en su parte superior. La consecuencia lógica es el derrame de líquidos o desparramo de galletitas consiguiente. La frustración será menor si el bebé logra que quede una última galletita en el paquete que engullirá con orgullo. Mayor frustración es para el adulto que le toque limpiar todo.
Entre los mas diversos objetos, un bebé tumbará sólo lo que es muy frágil o lo pesado que pueda romper otras cosas en su caída, incluso en forma de carambola o dominó esquizofrénico.
A un bebé le encanta agarrar con sus propios puños piedritas, o elementos mas volátiles como tierra, arena, cenizas y arrojarlos al aire hacia arriba en forma exactamente perpendicular a su cabeza. Puede darse el caso que los arroje hacia un lado pero siempre contra el viento, cuidando así en todo momento, que dichos elementos no caigan en otro lugar que no sea sobre la cabeza, los ojos, la ropa.
Podría agregarse que un bebé solo camina por lugares resbalosos, o con infinidad de cosas que se rompan o que lo hagan tropezar.
Pero esta elocuente saga de actitudes de un bebé hacia y con la ley de gravedad se prolonga en otras derivaciones no menos delicadas.
Al golpearse, un bebé siempre da con lo más débil, la cabeza.
Un bebé siempre toma el cuchillo por el filo.
Todo palo con puntas o alambre, un bebé lo toma y revolea exclusivamente a la altura de los ojos de seres cercanos o de él mismo.
Un bebé no toma la comida de su propio plato. Toma la comida del plato del vecino, o mejor aún, la que encuentre en el piso, sin importarle la fecha de vencimiento, la cadena de frío y otras sutilezas.
Un bebé sujeta objetos con orificios en los que sus dedos puedan quedar trabados o gusta de abrir y cerrar puertas, ventanas, cajones, cajas, tomándolos de manera tal que pueda golpearse o apretarse los dedos.
Con el clima la relación de un bebé es de aceptación total: arrojará con desprecio su sombrero ante el solazo más indolente, puede que se cubra con una manta o algún pesado disfraz ante el calor más abrazador o enfrente el frío glacial de remerita o casi desnudo.
El adulto siempre intenta “salvarlo” de todas estas pequeñas calamidades, deteniendo a tiempo a su bebé, a veces ensayando alguna explicación o reprendiéndolo para que no se repita, que no lo haga más. El resultado siempre es adverso. Un bebé repetirá el error hasta el cansancio, pero esta vez, aprovechando la distracción del adulto, o cuando éste esté en otros menesteres.
Es lógico que ante tanta peripecia un adulto reflexione cayendo en el lugar común con respecto al “milagro de la Vida” y esas cosas.
O en estado de estrés nervioso, luego de tanta vigilia constante para evitar estas situaciones de terror, puede que un adulto también se permita dirimir si su bebé no serà medio boludo. Sin embargo, es seguro que uno lo fue tanto o mas en similar edad y circunstancia. Incluso pasaron por el mismo camino de imbecilidades prestigiosos científicos, intelectuales, amas de casa, colectiveros, ferreteros, astrónomos, matemáticos, plomeros, premios Nóbel y linyeras.
La conclusión nos lleva al origen del conocimiento: no hay nada más irreductible, fascinante, sabio, en el aprendizaje, que esa lógica maniática por el error constante, llegando incluso a límites peligrosos.
¡Tiemblen pedagogos!
“El saber de la raza humana se sostiene simplemente en el ejercicio de la cuerda floja sobre el abismo”

23 junio 2016

Herramientas de trabajo: a raíz de las justificaciones del presidente argentino (año 2016), al ser descubierto como poseedor de cientos de cuentas off shore en paraísos fizcales


Herramientas de trabajo

Vivo en una zona periférica de Rosario, en una barriada de clase media baja con códigos a los que tuve que comprender y adaptarme. Sin embargo no dejó de llamarme la atención y hacerme pensar la anécdota del “muchacho que te cuelga de la luz” de mi barrio. Me contó que una vez estaba trabajando para Telecom arreglando unos cables en un poste de mi barrio, sobre una escalera de aluminio de la empresa. Cuando desciende se encuentra con un asaltante apuntándole con un arma:”rápido, dame la escalera y las herramientas o te quemo” le dijo el caco. Este laburante atinó a contestarle: “llevate la escalera si querés, que es de la empresa. Pero las pinzas, destornilladores y todo esto son míos. Son mi herramienta de trabajo. ¿A vos te gustaría que te roben la pistola, que es tu herramienta de trabajo?”.
El ladrón dudó y al parecer, el cuestionamiento de este laburante bien conocedor de los códigos del barrio, le tocó alguna fibra emotiva. Era verdad. ¿Qué sería de él sin la pistola, “su herramienta de trabajo”?.
La cuestión es que el asaltante se quedó solo con la escalera y se marchó.
Una empresa off shore en un paraíso fiscal puede ser una “herramienta de trabajo” pero no para el conjunto de una sociedad laburante media sino mas bien para un circuito muy ínfimo. Me refiero a un grupo de personas cuyo código o jerga está atravesado por la especulación financiera, las estafas mas o menos “legales” al estado y las ganancias exorbitantes de turbio origen,

Víctor Gómez

Otras de Milton



Hace unos días mi pequeño Milton, de 3 años, apareció sosteniendo entre sus manitos un autito de juguete, un papel de regalo usado y una cinta. -¡Armalo! ¡Armalo Papá!- me exigía. Tardé en darme cuenta que él quería que le envolviera el autito para regalo. Cuando lo hice y se lo entregué, Milton lo abrió sorprendiéndose maravillado como si efectivamente hubiera sido un regalo sorpresa de alguien, tal vez mío.- ¡Uauuuuu! ¡Que increíble!- exclamó. Luego nuevamente me pidió que envuelva el autito para regalo y otra vez se dejó llevar por la fantasía y el asombro de recibir un inesperado juguete de regalo.
De ese modo, aquél día Milton recibió como 15 regalos, y otras tantas decenas en los días sucesivos. Sin embargo, su repisa de juguetes (hecha por mí, no comprada) sigue espaciosa y cargando solo algunos libros y juguetes de madera (que yo también le hice).
De esta increíble nueva costumbre –o juego- de mi hijo, si pensara positivamente diría que se trata de una profunda percepción y consiguiente adaptación a los ajustes que se avizoran en estos tiempos. También podría concluir que sufre amnesias momentáneas que se activan sobre hechos recientes, pero no ha dado otros indicios del referido mal. Así que, intento deducir, pueda ser que con todo ese acto me esté tratando de decir que soy un “amarrete del carajo”.




Además de ir logrando modestas grandes conquistas, con sus 2 añitos y medio, mi pequeño Milton me demostró una gran solidaridad y espíritu positivo. Cada vez que Milton logra avisar e ir al baño a hacer sus necesidades, recibe aplausos, y gritos de "bravo" y algarabía, Hoy mi pequeñín me siguió al baño y al comprobar que yo hice mis necesidades en lugar, tiempo y puntería satisfactorias, me miró emocionado y se despachó en aplausos y gritos de "¡Bavo!¡Bavo!

15 junio 2016

Milton

Todos los días mi hijo Milton, de 3 añitos, prefiere ir a la plaza antes que al Jardín.-No.- le decimos- En la plaza hace frío, hay viento. Primero hay que ir al Jardín. Después a la plaza.
Hoy, mientras lo llevaba al Jardín, intentó argumentar conmigo-Noooo. No se puede ir al Jardín. Hay viento. Hace frío. Hay que ir a la plaza.

El fin de semana, le pregunté a Milton que prefería que cocine  Papá.- ¿Dorado asado o chupín de pescado?- Él contestó emocionado- ¡Chupetín! ¡Claro que zí!

Hay cosas que tempranamente le llaman la atención a mi pequeño Milton. Tiene una compañera de Jardín que lo invitó a su cumple. Según él se llama Tetalia.


Vìctor Gòmez

"Cuando salí de Santiago todo el camino lloré..."

Cuando salí de Santiago todo el camino lloré…
“Todos los días la policía entra a las aulas y anota qué docentes faltaron, Controla los motivos de ausencia, sobre todo los días en los que hay marchas de protesta. ¿Dónde se ha visto eso?...” Me lo dice una maestra jardinera de Villa Atamisqui. Ella, para llegar a su trabajo, a las 5 de la madrugada toma un colectivo urbano en Santiago, otro interurbano desde Santiago a Simbol (60 km). Hace dedo hasta un cruce de ruta (34 km) y nuevamente, en un camino vacío de tráfico (donde la encontré bajo la lluvia), espera (mas bien ruega) por quien la pueda llevar los 15 km que aún le restan. El regreso es otro calvario. Llega a la casa cerca de las 5 de la tarde. Por mes cobra $ 6000 de salario de bolsillo de los cuales apenas 2500 figuran en blanco en su recibo de sueldo. Aunque hace dedo la mitad de sus recorridos, gasta casi $ 3000 solo en transporte.
La plaza central de Termas de Río Hondo, rodeada de paquetes edificios y negocios, entre ellos el espectacular casino, durante los días que dura el Moto GP (la fórmula 1 del mundo motero), es cobijo de una inquieta franja de guardapolvos blancos y pancartas. Entre asambleas a la vista, concentraciones y marchas, docentes venidos de todas partes de Santiago del Estero se hacen fuertes para llamar la atención y ser oídos en sus reclamos.
La oportunidad es única. Saben que el evento convocará periodistas de todas partes del mundo. Y que los medios nacionales y provinciales están más bien ocupados en “tapar” todo escollo y contrariedad del nuevo gobierno. Entre ellos el periódico El Liberal de la capital provincial –con ese nombre, qué se puede esperar.
El gobierno que creó esta difícil situación está reticente a los reclamos. No le bastó el mes de paro por tiempo indeterminado: un mes sin clases. Tampoco las carpas docentes sobre la ruta –construidas con pobres rejuntes de lonas y nylon negro- en cada pueblito de Santiago. Ni las fotocopias de adhesión pegadas en negocios y vehículos: “Yo apoyo al paro docente”. Por eso los docentes están acá, entre moteros, promotoras y el ruido de miles de motos que valen cada una lo que lo que un maestro gana en varios años.
Con tanto extranjero, los docentes intuyen que en este lugar el gobierno se va a cuidar más de soltar la represión policíaca rabiosa que ya hizo estragos en las manifestaciones en la capital de la provincia. Se suman los casos de delegados y manifestantes sospechosamente golpeados en la soledad de los caminos, y hasta acuchillados en sus propias casas, en horas posteriores a alguna marcha. “No somos delincuentes”, dice una pancarta. “12000 pesos para reprimir, 2500 para educar”, dice otra, comparando los sueldos de un policía y un maestro. “Teachers in struggle for education- Salary u$s 195” se repite en varias pancartas, entre carteles en otros idiomas, francés, alemán, portugués y hasta japonés. Se tomaron su trabajo los maestros.
Desde una mesa ofrecen porciones tortas caseras: “Es para los compañeros que no tienen ni para comer. Como nos descuentan los días de paro… ¿cuál le está gustando al señor? ¿Estita o la otrita nomás?”…
Nunca escuché semejantes términos usados en diminutivo, pero con el agregado del cantito santiagueño, resuenan muy dulces, más que las tortas sobre la mesa.
Jueves y viernes hay movilización. Durante largas 4 hs. los docentes marchan por todas las calles del centro. Al pasar frente a un local de música que emite a todo volumen sonidos de cumbia, ningún manifestante puede evitar el menearse al ritmo popular, y la marcha por unos minutos se vuelve alegre y danzarina.
El sábado llegan a 4000 los docentes concentrados a los márgenes de la avenida central. Rodean la fila de motos que avanza a duras penas saludando y tocando bocina. Una decena de motoqueros cruza la concentración vestidos con guardapolvos blancos y el gentío estalla en cánticos. Hay lágrimas de emoción y agradecimiento, tal es la necesidad de apoyo de estos maestros: “En realidad varios gremios también iban a reclamar con nosotros” me comenta una maestra,”… los médicos, los estatales…pero se asustaron. Hay mucha persecución. Te dejan cesante. Te reprimen. Y hemos quedado solos los maestros en esta lucha. Únicamente nosotros nos animamos a pelear contra este gobierno. Solo los maestros de Santiago hemos perdido el miedo…”
Víctor Gòmez

29 mayo 2013

La Logia de los Fernández

La Logia de los Fernández


Hace un tiempo tenía la sensación que no lograba levantar cabeza por circunstancias ajenas a mí. O tal vez por un destino ya marcado por la desgracia, la mala suerte.
Pero luego de una profunda investigación llegué a una conclusión contundente:
Existe un Plan Secreto de los Fernández para ocupar el poder en el mundo.
Parte de ese plan está prácticamente ejecutado en Argentina, país utilizado como punta de lanza.
El cumplimiento exitoso de una de las estrategias está develado a todas luces: casar una miembro de la Logia con un posible futuro presidente, luego ocupar su lugar e insertar otros miembros de la Logia en cargos de relevancia.

Una arista de este plan consiste en la utilización de los Gómez como chivos expiatorios. Podríamos decir que son los “daños colaterales”.
Los Gómez somos las primeras víctimas. No hay otra explicación para el infortunio que siempre nos depara el destino. ¿Alguien conoce un Gómez adinerado?


Importantes y desgarradores testimonios de los Gómez:

“En este país, los Gómez siempre la tuvimos que remar.” (Marcelo Gómez).
“A nosotros nos han olvidado, pero a los Fernández…esos sí que se la llevan toda”. (José G. – N. de R: no quiso revelar su identidad)
“¡Es increíble: cuanto más trabajo, y más me preocupo, más me hundo. Acá hay algo raro!”(Claudina Gómez)
“Para colmo, me quise refugiar en Sudáfrica pero también me rechazaron. Todavía estaba vigente el “apartheid”. (El Negro Gómez)


Dicen los Álvarez:
“Nosotros todavía zafamos. Mientras la sigan emprendiendo contra los Gómez,  no nos vamos a meter”.
Dicen los Martínez:
“Nunca me gustaron los Gómez. Si los persiguen, por algo será”.


Los González:
No saben, no contestan.


¿Qué debemos hacer los Gómez?

Unirnos, sumarnos, reproducirnos. Frente a la opresión de unos pocos, la fuerza de muchos, cientos, miles.
Los Fernández están en desventaja en cuanto a número. Esa es nuestra mejor arma: simplemente la cantidad.
Incluso los Pérez podrían sumarse a nuestra causa si ven que es viable el triunfo contra la injusticia.
La unión hace la fuerza. Una gota con ser poco, con otra se hace aguacero.
¡Seamos más por la causa!

Por mi parte, ya iniciada la lucha, el 16 de abril a las 15 40 logré sumar un miembro más a los Gómez.
Su nombre en clave es: Milton Tahiel (*)
Y pesa 3kg. 140 gr.

¡Hasta la Victoria siempre!
                                                                                                       Víctor Gómez

11 enero 2013

"Cuero si, jogging no" (El Sucio Larry- Cap. VII)




                      “Cuero sí, jogging no” (El Sucio Larry – Cap. VII)


Alguien se cruza con un fernet. En un motoencuentro, a toda hora le están convidando a uno todo tipo de bebidas alcohólicas. Merced a tanta generosidad, es fácil agarrarse una buena y temprana borrachera, a plena luz del sol.
Generalmente acepto y bebo un sorbo. Es increíble todo lo que uno puede llegar a hacer o decir con tal de mezclarse un poco. Por eso no dejo asomar mi yogurt en sachet de litro del canasto. Ya considero suficiente rareza el que me vean leer un libro en pleno motoencuentro. Y en las conversaciones que surgen a cada instante sobre fierros, por ahí hasta  arriesgo algún comentario del tipo de: - “Parece que la Vulcan tiene una falla de fábrica donde va la bujía y por eso le cuesta arrancar en caliente”.Claro que nunca reconocería una puta Vulcan ni a ninguna otra moto del tipo que fuese. Ni sé de qué cuernos estoy hablando. Pero el bocadillo sirve para incentivar la charla y quedar adentro, incluido, mimetizado, aceptado.
Hay un motoquero gracias al cual, creo,  llego a captar bastante de esta fascinación por las motos. Incluso hemos tenido algunos intercambios con pretensiones filosóficas, comparando la locura por el arte y la locura por las dos ruedas.
Este loco se acerca con una torta asada enorme. Esos sabrosos mazacotes de harina, agua y aceite, blancos y de manchas negras por la quemazón en la parrilla.
-Tomá amigo- me dice- Esto te rellena.
-Gracias- arranco un pedazo a los tirones, usando ambas manos.
-Te rellena y te empasta el estómago. Se te hace un bodoque por dentro- me aclara riendo- Después no comés por tres días.
-¡Ah! ¡Seguro!- le contesto- no comés ni cagás.
Siempre se ubica cruzado de brazos, plantado con el mejor ángulo de visión como para poder escudriñar todas las motos presentes. Así comienza con sus comentarios:- “Mirá eso. Una horquilla alargada al repedo. Queda recontra incómoda para maniobrar. Necesitás mucho espacio para doblar. No se puede modificar lo que cientos de ingenieros estuvieron pensando tanto tiempo.”
Yo no puedo más que coincidir. Ante todo por mi ignorancia plena. Pero muchas veces me parecieron tan caprichosos como incómodos  ciertos arreglos sobre motos customizadas. Es la oportunidad de zanjar unas de mis dudas de siempre:- ¿Y cual es el sentido, la ventaja de esas motos que tienen el manubrio alto? ¿Esas que los tipos van como colgados, no se les acalambran los brazos?
-¡Más vale!- confirma- Te quedan agarrotados los brazos en los primeros 15 o 20 minutos. Pero con el viento en la cara, y en esa posición, los brazos en alto, abiertos, tenés la sensación de volar. Esa es la cosa. Sentir que estás volando.
Impresionante. Siento una luz. Ahí está este loco, cual Heidegger y su narración sobre el cuadro de “los zapatos” de Van Gogh, intentando en sencillas palabras que mi cabezota o mi alma desvele tras un destello,  un mundo de escapes y tuercas.
Otras frases no menos reveladoras del espíritu motoquero y sus designios irrenunciables  también le pertenecían:
“- Hay dos clases de motoqueros: los que se accidentaron; y los que se están por accidentar”.
“-¿Qué es mejor? ¿Tener una buena mina o una buena moto? Por supuesto que una buena moto, porque así podés conseguir muchas buenas minas”.
“-En un motoencuentro, cualquier cosa. Pero ni jogging ni cumbia”
“-No me gustan las motos pisteras para andar de viaje. Pero sí les reconozco una cosa. Si va una mina sentada atrás, por la posición alta del asiento del acompañante, siempre le queda el culito parado”.

Y si. El motoquero en general, subraya el pensamiento machista. En otras cuestiones tienen códigos más positivos, de amistad, de ayuda, de agruparse. No obstante, este personaje cuelga orgulloso en cada motoencuentro su bandera: “Agrupación Truenos de la Ruta”. Es la única agrupación motoquera constituida por un solo integrante.
Tampoco parece muy racional el que, viviendo en plena Patagonia,  haya cedido la comodidad de un hogar vendiendo su única casa para comprarse una Harley Davidson. Vive ahora en un carromato o casa rodante en uno de los campings más agrestes y ventosos que conozco, el de Puerto Pirámide, en la Península de Valdés.
A él, para vivir,  le basta con saber que, frente a la entrada del carromato, erosionándose por la implacable fuerza del viento y la arena patagónicos, está su flamante Harley esperando el alivio de nuevos viajes.